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martes, 5 de marzo de 2013

Son las siete de la mañana, me levanto sabiendo que será la mas fría y triste, quizás la de toda mi vida, hoy me marchare para siempre. En cuanto abrí mis ojos y comencé a prepararme para abandonar ese lugar, ese momento y ese inolvidable verano. Cuando mis pies desnudos tocaron el suelo, se congelaban, al igual que mi corazón. Cuando definitivamente termine, mi hermana se encontraba lista, le ordene que bajara con su maleta, hacia el auto que esperaba por nosotras, ella obedeció. Cuando salio de la habitación, esta se encontraba silenciosa, como si quisiera llorar al igual que el cielo, que se encontraba afuera. ¡ Ya es hora!, pensé todo al fin a acabado. Me acerque a mi amiga, que dormía profundamente, drogada, por aquellas pastillas que la hacían dormir, le besó la frente y comienzo alejarme cuidadosamente. Al tocar la manilla de la puerta, cerré mis ojos y los volví a abrir, pero esta vez mirando hacia donde TU estabas. dormías profundamente, lo sabia, tu lo sabias, sabíamos que esta seria la ultima vez que nos veríamos, pero sin embargo tu dormías. Te observe y lentamente te besé la mejilla, intentando que ese momento fuera infinito, eras tan vulnerable, tan dulce. Quise besarte los labios, pero todo el dolor me lo impidió y tan solo con las yemas de mis dedos acaricie tu perfecto contorno, Abrí la puerta y la cerré me quede observando el cielo desde la escalera, de mi mejilla rodó una lagrima y baje rápidamente, subí al auto y mientras nos alejábamos de la ciudad el cielo comenzó a llorar conmigo.


Atte Alejandra Cubillos

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